El 5 de junio, a propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, escribí esta nota en El Cronista:
SE CELEBRA HOY EL DÍA PARA DESTACAR LA IMPORTANCIA DEL CUIDADO DE LOS RECURSOS NATURALES
Desertificación, nuevas enfermedades y menos agua potable serán los resultados del cambio climático. Al mundo en desarrollo le costará u$s 67.000 millones adaptarse al contexto
María Gabriela Ensinck, Buenos Aires
Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, pero la realidad indica que no hay mucho para festejar. La evidencia científica señala que el principal problema ambiental del mundo, el cambio climático, es imparable. Y tras varios años de negociaciones y debates sobre la forma de mitigar o aliviar sus consecuencias, un nuevo enfoque gana terreno: la adaptación.
Expertos reunidos en un Foro de Legisladores del G8 + 5 (las potencias del grupo de los 8, más los cinco emergentes: Brasil, México, Sudáfrica, India y China), calcularon que adaptarse al cambio climático le costará al mundo en desarrollo entre u$s 28 y 67 mil millones (según si se toman las proyecciones más optimistas o las más escépticas) de aquí al 2015. Por eso el eje de la discusión en este encuentro que se llevó a cabo en febrero en Brasilia fue cómo se repartirán y financiarán estos gastos.
Desde que se estableció el Protocolo de Kyoto (1997), en el que las potencias firmantes se comprometían a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a un 5% por debajo de lo que emitían en 1990, no sólo no hubo reducciones, sino que vienen aumentando al 1,5% anual. Muy pocos países cumplieron sus metas, y el plazo vece en 2012. Estados Unidos, que era por entonces el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero (GEI), ni siquiera firmó el acuerdo. Y potencias emergentes como China e India, que no tenían compromiso directo de reducción de emisiones hace 11 años, se transformaron en las principales liberadoras de estos gases a la atmósfera.
El Foro que tuvo como anfitrión al presidente Lula Da Silva finalizó con compromisos importantes en temas como biocombustibles, manejo forestal, transferencia tecnológica y financiación para la adaptación. Sin embargo, no hubo acuerdos respecto del target de reducción de GEI que deberá alcanzar cada grupo de países a partir de 2012 (cuando finalice el acuerdo de Kyoto). Hay dos propuestas encontradas: la de “mayor compromiso de reducción a mayor volumen total de emisiones” (liderada por los Estados Unidos y las potencias europeas), y la que postula que se deben contar las emisiones per cápita en lugar de las totales, defendida a capa y espada por los legisladores chinos.
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